jueves, 31 de diciembre de 2015

UN CAMBIO EN LA EDUCACIÓN

  
  Después de leer tanta literatura al respecto y luego de enaltecer y admirar los elocuentes discursos hechos por intelectuales y apasionados por el tema-sin dejar de reconocer la verdad y sensatez en sus palabras- se presenta una inquietante pero muy necesaria interrogante: ¿cuál es la vereda para promover los cambios que nuestra educación  necesita? Por un lado, tenemos la más famosa y bien mirada vereda de la intelectualidad académica, donde tenemos una gran cantidad de expositores muy sapientes y críticos que con sus ideas encienden los corazones idealistas de los jóvenes y más apasionados en este tema tan manoseado como la educación de calidad para todos. Es en esta vereda, al parecer que existe una especie de acuerdo ideológico por conservar la bien intencionada semántica crítica teórica, esa que ataca sólo a través de sus mensajes al problema llamado inequidad. En esta vereda, a mi parecer, se genera una suerte de guerra teórica detrás de cómodos escritorios por generar esa ansiada pero muy necesaria conciencia crítica y reflexiva que escasea en nuestra sociedad marcada por la competitividad individualista y mercantilizadora. Ahora bien, no quiero que se malentiendan mis palabras, generar conciencia, crear espacios de discusión y fomento de las ideas es y será siempre un pilar importante en los procesos dialógicos que fundamenten y sostengan cambios estructurales a nivel nacional y regional.
  El problema radica en que la vereda de la discusión académica e intelectual se ha situado en un altar-no sin merecerlo, claro- casi unidireccional. Es decir, las nuevas generaciones de actores sociales están recibiendo un mensaje sesgado de lo que un cambio a nivel estructural presupone al mostrarse como el más importante cuartel en esta guerra de ideas. Pero, se está dejando de lado la importancia que implica la labor de los actores que están directamente relacionados con el quehacer educacional, con esto me refiero a profesores y profesoras, directivos, y a los demás profesionales de la educación que día a día contribuyen-en su mayoría- a crear un país más justo con oportunidades para todos y todas. Esto es, la intención aquí es redireccionar la importancia de la práctica en los establecimientos educacionales en pos de generar conciencia de la existencia de otra vereda en esta constante contienda ideológica donde al parecer el método más eficiente para abarcar más público lector es el de la elocuencia académica.
  De la misma forma, este escrito busca plantear la idea de derrocar la, a veces, tiranía del discurso académico y reemplazarla por una democracia y polifonía discursiva frente al gran espectro de voluntades y conciencias que existen en nuestro país.
  Cabe mencionar, entonces, que los cambios se hacen en gran medida con la mugre bajo las uñas y no solamente con la verborrea idealista del discurso académico. Claro está, que esta es una de las decisiones más complejas que existen pues se asume una responsabilidad directa en la generación de mejoras estructurales desde la base y no desde la cúspide, como se suele practicar. Esta medida se puede aplicar a muchas esferas de la vida diaria pues en el accionar de los distintos actores sociales está la importancia y poder que tenemos como personas, de lograr que esta sociedad que tanto criticamos comience a ser más agradable, equitativa, pluralista e integradora de lo que es actualmente.
  A modo de conclusión, es menester reiterar la importancia de la práctica directa que realizan los distintos profesionales en las aulas y comunidades educacionales, los que aunque pocas veces ajenos a las discusiones y problemáticas a nivel macro, siempre están en la primera línea de acción dentro de un gran engranaje llamado sistema educacional. También, reconocer la suma importancia de las discusiones y debates que promueven los distintos académicos e intelectuales de las ciencias sociales y humanidades pues éstas ayudan a dar un sustento teórico a la práctica docente. Ambas veredas, en su conjunción ayudan a tener una panorámica más amplia e enriquecedora de las coyunturas y falencias que nuestro sistema educacional presenta.

jueves, 24 de diciembre de 2015

HACIA EL MATADERO


   Cada vez que se acercaba un nuevo camión, los cerdos sabían cuál era su destino. Cada mañana, casi sagradamente, se reunían en la entrada para comentar la desdicha de los elegidos. - Casi me meto esta vez, pero habían demasiados animales y me bloquearon la pasada - chilló uno. Era como si quisieran abordar ese vehículo de la muerte. - ¡Llevo 10 minutos esperando subirme, y nada! - vociferó otro muy molesto. Los carniceros tuvieron la genial idea de hacer más expedito el tránsito de los animales hacia el matadero y resolvieron poner colores a cada camión: verde y rojo fueron los elegidos.

lunes, 30 de noviembre de 2015

SANTA VISITA


- Hola don Fermín. Un gusto tenerlo acá nuevamente-  ese vejestorio siempre solía llegar los domingos en la tarde. Los guardias ya lo conocían pues sus andanzas en este lugar no pasaban desapercibidas. – ¿La misma de siempre? – preguntó mecánicamente Exequiel. - Sí, la misma. Nunca me aburriré del sabor de la inocencia -  añadió con soltura. Yo aquí esperaba a Don Fermín mientras cerraba el trato con Exequiel. A veces se hace más fácil si cierras los ojos y pretendes que estás en el recreo de la escuela jugando con tus compañeras.

jueves, 19 de noviembre de 2015

LA CIUDAD DE LOS LISIADOS

   Acercarse al tumulto en busca de atención alguna y limosnear una mísera mirada para considerarse un ser viviente que coexiste en ese mismo entorno. La vida siempre fue una muralla alta e infinita que impedía cometer sus propósitos a quién la intentase escalar. Era andar entre pueblos precarios ofreciendo joyas nobles donde éstas no tenían valor más que su propio brillo bajo la luz del sol. La valía de aquellas rocas preciosas era inventada e irreal y sólo existía en la mente de aquellos que soñaban con grandeza. Era hablar con el silencio y pedirle una sentencia. Era también pedirle al viento que cesase su cometido y que se volviera una quietud eterna. Era pedirle al agua que no empapara las frías rocas en aquel desfiladero. Fue esta ciudad la que aquel espectro eligió como morada temporal para sembrar sus pequeñas semillas de ilusión.

sábado, 31 de octubre de 2015

A/B

  Luego de un breve camino (o largo, dependiendo del color de tez) y después del amable aviso de aquella voz artificial que culminaba con la lucecita roja esa, la muchedumbre avanzó hacia la salida más cercana, la que al cruzar los límites de la estación se transformó en dos grupos visiblemente opuestos, donde unos cargaban pesados escritos sobre teorías y reflexiones postmodernas mientras que los otros traían sencillos manuales preparados por unas “mentes más avanzadas” con el propósito de instruir a los más desposeídos en algún oficio de corto alcance y limitadas aspiraciones. Al cabo de unos minutos y al cerrarse las puertas, ambos grupos no fueron más que una anécdota extrañamente rutinaria que a nadie pareció preocuparle.

martes, 13 de octubre de 2015

MEDIANOCHE


   Las horas se volvieron silentes e incorpóreas frente a tu retrato, el pulsar de este añejado errante se volvió más denso y presuroso. La roca desnuda fue mi manta en aquella lánguida mañana con la ventisca que venía del sur poniente. Aquel riachuelo cesó su marchar y se secó por completo, y la escasa vida que proveía a los animales que bebían sus aguas, se evaporó con el sol de octubre. Si tus ojos fueron una vez faros que iluminaban la pesada y fría noche de invierno, hoy no son más que territorios abandonados en unas ruinas sin nombre en la cumbre de aquella colina ficticia. Atrapado en las horas que dividen la noche y el comienzo de un nuevo día, los segundos se vuelven carceleros de una frontera inexorable, no pertenezco ni al día o a la noche, mi patria me fue arrebatada en un instante que vuelve una y otra vez a mis recuerdos y que esparce fragmentos del pasado en este momento. Dejé de pertenecer a la muchedumbre danzante al son del crepitar de las horas y minutos, pasé a ser un reflejo de vida, una proyección de algo que dejó de ser, una apariencia, una difusa sombra en la conciencia y me volví una penumbra en la brisa del alba. Ambos reinos reclaman mi presencia y luchan entre sí para ajusticiar lo que aparenta ser mi alma y ejercer soberanía por sobre la llama que se extingue con el correr de los días. La noche y el día, como extremos opuestos, plantearon sus argumentos para expropiar a mi ser de este cuerpo fatigado. Ni la luz ni las sombras me convencen, y aquí me encuentro en los parajes contiguos del límite entre el fuego y la oscuridad, sin pertenecer a ninguno.

domingo, 27 de septiembre de 2015

20 DE FEBRERO



 Ni el cielo se quebrajó ni la tierra aulló despavorida pariendo un incesante relieve con una geografía desafiante, no hubieron límites inventados que nos recordaran nuestras diferencias. Hoy no sucedió nada en especial, sólo el débil murmullo del viento rompía el ruidoso silencio reinante en ese paraje verdoso. La muchedumbre se había reunido para reintegrar a la tierra las cenizas de lo que solía ser una vida. El oscuro tono de los atuendos que allí se congregaban rompía con la tranquilizadora frescura de aquellos robles testigos de ya muchas ceremonias mundanas. Una voz se erigía guiando el tren del pensamiento y las emociones de los demás asistentes en un intento de rememorar el respirar que se acababa de convertir en hielo eterno. Un rocío de lágrimas se sentía en el aire y aquella ventisca iba a parar en el terreno fresco de la tierra removida, como si de ella se esperase que floreciera una nueva vida. La voz que pronunciaba esas palabras de pronto se perdió en el aire sepulcral y todos los presentes esbozaron una última mirada de despedida al errante vacío que estaba frente a sus pies. La alegría había albergado en su abrazo cálido a la tristeza que estaba siendo consumida por el frio. Ella le brindó asilo en aquellas tierras despobladas y confió en ésta. Sin embargo, la tristeza no conocía otra cosa que su propio cometido y sin quererlo contagió a la alegría con su gélido aliento de hipersensibilidad. La alegría, al no saber lidiar con esto que era nuevo para ella, no se asustó ni intentó huir, sólo abrazó aún más a su compañera refugiada y ambas fueron consumidas por el frío paralizante que asumió su trono en aquel paraje verdoso. Entonces, la alegría ya no fue más cálida ni serena sino que su llama se consumió y unió al azul oscuro de la tristeza. Ambas, fueron a parar a lo más profundo de aquellos desfiladeros donde el sol no podía imponer su grandeza y donde las sombras eran las cuidadoras y carceleras de todo aquel que allí era confinado. 

miércoles, 23 de septiembre de 2015

ENTRE OLVIDO Y DESTIERRO

 Para qué forzar las apariencias y esbozar una sonrisa estéril que infesta su alrededor con un hedor moribundo. Sin razón se desvanece el tiempo entre las hojas añejadas e imágenes vacías de un pasado aparentemente colorido. Aquellos faros pardos ya no son parte de la ruta de este navegante errante en el frío mar del abandono forzado. Esas olas con su blanca espuma no invitarán más a empaparse los cuerpos de los amantes en una tarde veraniega. Las curvilíneas dunas, también de color marrón, no serán el colchón de las manos que busquen su sedosidad tranquilizadora. ¿Recuerdas cuando el sol de septiembre cubrió tu ser a través del vidrio y juraste que ésta sería la última vez que prestarías oídos al dolor que venía de tu pasado? La vida escuchó tus frágiles palabras y se rio en tu cara, pero no le hiciste caso, sin embargo, algo dentro de ti oyó un murmullo a lo lejos. Hace bastante tiempo ya, dijimos adiós a esas miradas en común, a ese andar acompañado, y entonces el tiempo cristalizó nuestras memorias y el sentir que había en ellas. El problema fue que la fragilidad de un cristal depende de su pureza, y esa fue la condena que pesó sobre nuestra preciada joya. Ya son décadas desde que unas lágrimas de sufrimiento se ahogaron con aquellas frases pronunciadas con un siseo incómodo. Sin embargo, la latencia se siente a ras de la piel cada vez que algún recuerdo tiene la ocurrencia de visitar el hogar sin previo aviso o invitación. No existe una bienvenida para este recuerdo más que la negación total con la esperanza de que éste no encuentre moradores a quienes acechar con su manto escarchado. Nuevamente hoy existe una densa niebla en el camino del destierro que se eligió como única salida para esta constante lucha, en la que ambos teníamos claro el qué, pero no el cuándo.

lunes, 21 de septiembre de 2015

CRONOLOGÍA DE UN VIAJE


 La madrugada me recibe con su pálido azul y mis manos tiemblan con la brisa del nuevo día al querer sentir el frescor que recorre mis dedos. Intenté respirar y tragué una bocanada de aire que llenó mis pulmones hasta agotar el último espacio dentro de ellos. Caminé hacia el comedor donde me esperaba mi boleto de salida y lo contemplé por unos segundos intentando comprender lo que se avecinaba y en mi mente se concentraron dos ideas totalmente opuestas pero dependientes entre sí. Algunos decían que este era un acto de cobardía, que era rendirse y dejar de luchar y arrodillarse frente a la negritud eterna. Otros, en cambio, son partidarios de la hazaña que significa tomar una decisión con consecuencias ramificadas a todos los seres que te rodean. Asimismo, en mi cabeza yo no tomaba partido por ninguna de esas dos posturas, sólo me encontraba en un estado de abstracción en el que el nihilismo se convirtió en mi centro de fuerza interior. Así que luego de sopesar un momento aquella invitación a iniciar el tan anhelado viaje sin retorno, decidí abordar aquel vagón surrealista. Entonces, sin mayor preámbulo, busqué un punto firme en el techo y me subí. Luego de unos segundos, el aire se hizo más pesado y el tiempo pareció detenerse. Es interesante lo que pasó por mi cabeza en esos últimos momentos, sólo podía pensar en aquellas cartas que dejé sobre el escritorio de mármol, aquellos escritos estaban dedicados a mis seres queridos en los que intentaba- a mi modo- invitarlos a percibir el mundo como yo lo vivía y sentía. No les pedía perdón ni nada por el estilo, sólo buscaba algo parecido a la empatía. Esta era MI decisión y esperaba que los demás vieran eso luego de que lograran descifrar las palabras que les destiné a cada uno de los míos. Cuando el oxígeno estaba a punto de hacer su retirada una lágrima brotó de mis ojos cansados, yo creo que aquella ínfima porción del mar que me estaba ahogando surgió como un reflejo rebelde de la vida que me estaba abandonando es ese preciso instante, esa lágrima simbolizaba la inconmensurable amalgama de emociones que surgirían luego de este viaje que había emprendido.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

MANUSCRITO

   
   Aquellas primeras palabras escritas sobre ese papel pobremente se vislumbran en esta extraña oscuridad de primavera. Nunca tendremos acceso a la comprensión respecto a quién traza esas líneas y bosqueja nuestras andanzas por este paraje letrado. Quizás todo porvenir fue antes un borrador en alguna página con fragancia a tinta indeleble, que estuvo previamente en el mundo de las ideas para luego plasmarse en este pergamino que hemos recorrido. Lo aterrador de esta comprensión es sentirse una ilusión, una creación de otro que nos narra y nos indica por dónde ir, ser, sufrir, vivir y morir. Sentirse parte de un guion azaroso de una mano volátil y mezquina que nos encarna a su placer. Es también, el miedo a dejar de existir pues, si todo este andar no es más que parte de una escritura, nuestra vida sólo sería un guion y por ende, seremos meros personajes y dejaremos de existir-si es que esto se puede llamar existencia- como seres humanos. Es también vergüenza, pues las desdichas y pérdidas que nuestros ojos han atestiguado se convertirían en simples nudos de esta historia inventada y todo lo que nos fragmentó el sentir y conmocionó, no sería más que una cicatriz artificial que intenta sustentar una herida infringida de un madero caído. La infertilidad llenaría nuestras vidas al igual que el aire llena todo espacio. Ajenos a nuestras decisiones nos dejaríamos maniobrar por hilos como marionetas en un circo sin espectadores, sólo con un director. Puede ser que nuestro destino sea esperar a que la tinta se agote y deje de ser nuestra perpetua dueña para que algún día, si tenemos suerte, el tintero ya no disponga de ese líquido mortífero que nos transformó en creaciones ajenas y artificiales, cuando creímos ser únicos e inexpirables, y nos acerquemos al tan deseado punto final para, por primera vez, ser libres y comenzar a vivir lejos, donde las palabras no nos puedan alcanzar con su tiranía descriptiva y seamos dueños de nuestra propia real existencia.

domingo, 6 de septiembre de 2015

QUÉ ES ENTONCES…

  Al pasar por el ayer, ese que estuvo lleno de regocijo aparente con la luz del sol prometiendo tranquilidad y un sentido de pertenencia aprendido e intentar explicarlo sin los catalejos añejados que distorsionan la realidad, generó una idea desalentadora respecto de una intrínseca creencia en él, no supo si lo que fue su sustento por tantos períodos fue una ilusión regalada por la necedad, el resultado de la embriaguez juvenil o si se trató de una emoción universal y compartida. Observar aquellas imágenes en su sonoro contexto después de haber estado tanto tiempo durmiendo en el polvo del inconsciente y despertar involuntariamente sentimientos que habían naufragado para no saber más de ellos en el profundo océano de la memoria. Después de aquel paseo por el ayer sólo una interrogante se erigió en su mente; ¿qué es entonces?, las explicaciones no se encontraron- como comúnmente solían aparecer-  ni se hicieron presentes en aquel páramo, sólo una espesa nube grisácea abrigaba la habitación donde él permanecía en vigilia, aislando todo posible sentido que existió antes de aquel viaje. Esta nube traía consigo una alienación del poco aire que acostumbraba a sentir cuando las imágenes volvían a su mente. Oír aquellas voces-dulces o amargas, sólo el destino decidirá- e intentar descifrar su contenido con los ojos del presente se volvió una tarea que consumió su alma y desterró a su sentir al pabellón de la piedra volcánica.

jueves, 25 de junio de 2015

AL APAGARSE LAS LUCES

 Cerrarás los ojos y no volverás a habitar tu cuerpo. El alma dirá adiós a su mundana prisión que dio albergue desde el inicio de los días. Un último suspiro se sentirá antes del silencio abismal, el silencio ensordecerá el aire y lo contaminará con su calma lacerante. El corazón será un lago invernal en su cristalina quietud al compás de la nieve sigilosa. El cuerpo sólo será un traje añejado y gastado por el tiempo y la desdicha, sus telas quedarán como testimonio de las circunstancias. Aquella vestimenta se mostrará por última vez a aquellos que derramarán sus dolientes lágrimas en una catarsis social previamente convenida. Cuando la oscuridad nos invite a sus aposentos no sentiremos nada, el vacío será nuestro guía y fiel compañero. La negrura total nos brindará una colosal reverencia para invitarnos a sus dominios eternos. Juntos, la oscuridad y el vacío firmarán sus juramentos en una tela invulnerable con una tinta de color escarlata. Sin otra demora, seremos eternos huéspedes en los parajes de lo irreal y la abstracción será nuestra única manta en el frío de la penumbra. Entonces, al morir todas las luces diremos adiós a esta fantasía que solíamos llamar realidad y abrazaremos el comienzo del fin, donde lo inmaterial y alienado se volverá nuestro todo, para siempre.

domingo, 14 de junio de 2015

HOY

 Un murmullo se oirá en el aire por el fugaz revoloteo de esas accidentadas pero orgullosas alas acostumbradas a luchar con la piel desnuda contra el frío y la tormenta. Las demás aves serán atónitas invitadas en esta velada privada. Ni la escarcha o el rocío podrán quebrantar el ominoso escape que se acerca en esta medianoche. Aquellos hermosos vitrales de color pardo no reconocerán a este vagabundo errante que surgió del atardecer estival que quedó olvidado en las profundidades sin retorno de la conciencia. Nadie será capaz de seguirle el paso pues su rumbo lo trazó mucho antes de partir hacia nuevas tierras prometidas. Quizá en su apacible ruta pueda ver el mundo desde las alturas y pueda comprenderlo mejor. Quizá sus alas tomen mayor fuerza gracias al aire puro y cristalino de este invierno. Solo queda respirar y observar el horizonte con nostalgia para pretender dilucidar las huellas y fragmentos de lágrimas que quedaron tras aquella veloz partida. 

domingo, 31 de mayo de 2015

EN ESOS VACÍOS



 Cuando las horas inician su parsimonioso recorrido y los minutos se asfixian entre sí dejando un abismo de quietud, cuando el silencio se erige por sobre toda resonancia y el tiempo deja de ser un escenario palpitante, es cuando su ausencia arde en aquella cicatriz oculta bajo el sordo avanzar de la rutina. El dolor se aviva desde las cuencas donde consuma su vigilia y ocupa su trono abandonado en el verano para sitiarse nuevamente en el invierno lacerante que lo caracteriza. La brisa del día a día oxigena y reconforta el pozo retardando su inevitable contaminación pero, en aquel vacío, la sombra retorna y consume todo brote de nueva vida y esparce putrefacción dondequiera que le plazca. Es precisamente en esos momentos de calma aparente, cuando las peores tormentas flagelan los pensamientos y los secuestran a un lugar de intranquilidad  donde el fuego hiela y la nieve quema tal inequívoco desamparo avasallador. Más aun, la dolencia del destierro se rinde frente a la tiranía asociada  de la nostalgia y el recuerdo de lo que fue y dejó de ser. 

jueves, 19 de marzo de 2015

AYER

 Si resolviera anidar en las oscuras telarañas del pasado para hacernos compañía e ir en busca del calor que se fue con el verano, ¿me volverías a buscar entre la deambulante muchedumbre? ¿Sería mi cara una imagen familiar entre las gotas de lluvia que golpean sin piedad el pavimento de esta ciudad en ruinas? Quizá surcaría los vientos del invierno con este plumaje vejado por el silencio y aquel ilusorio faro no sería más una sombra que la neblina aprisiona con la ilusión del despertar que nunca llegó. Entre lo ominoso y lo irreal sería el revoloteo de esta terca empresa por existir en el ayer que se aleja con cada hora que se despoja de todo verdor para abrigarse con el manto gris del abandono.

martes, 10 de marzo de 2015

TRASCENDENCIA



 Quizá después de mi el aire se volverá más frío y en las noches una brisa vendrá del oeste para templar tu corazón que una vez latió con fuerza. Una semilla expuesta quedó frente a ti, no sé si el agua hará su trabajo y la cubrirá para darle nueva vida y transformarla en una flor ansiosa de crecer con ayuda del sol en este agosto. Miedo al frio y a la nieve que amenazan con detener esa nueva vida que yace frente a tus ojos pero, pensándolo bien, ni el frío ni la nieve serán tan peligrosos como la indiferencia con la que marchaste aquella tarde. También quizá sea miedo a dejar de existir y vivir como un recuerdo fantasma del pasado que sólo es gracias a la memoria de lo que fue y ya no es. Cuando mi presencia ya no evoque siquiera una imagen de nostalgia habré desaparecido de tu mente y ya no penaré en el aire de tus ideas. Sólo quisiera que mi tinta quede plasmada en tus venas como un latente y vívido sueño de primavera para así, al menos, habitar en tu cuerpo y alojar por siempre en un corazón que fue siempre esquivo. Trascender fue tu juramento, olvido fue mi verdad pero ambos olvidamos que los juramentos hechos al viento son frágiles y traicioneros. La esperanza preferí dejarla partir junto contigo pues en este espacio el vacío lo llenó todo.

martes, 24 de febrero de 2015

WOULD’VE, COULD’VE, SHOULD’VE

  Tres palabras se grabaron en el pasado para conjeturar un futuro menos deslucido que el que se avecina con el ocaso del verano. Tres intenciones que sólo serán intentos fallidos por desandar el camino pactado que se derrumba con el campanazo de cada hora por llegar. Podrías elegir otro sendero y experimentar los designios de ese camino y quizá esperar un verdor más amigable de ese bosque que se cruzó en tu contienda. Podrías haber detenido el tiempo y congelarlo para que el arribo del sol de enero no disolviera tu reino cristalino pero, ese poder no está en tus manos, no puedes controlar la fuerza fiera de la naturaleza, tus manos no son más que partículas de arena que el viento arrastra dondequiera a su placer. Deberías haber elevado tu vista para echar un vistazo por sobre las copas de los árboles y así quizá no perderte en el sinfín de ramas que nublaron tu perspectiva. Pero las ramas frente a ti fueron muy espesas y sus hojas te condujeron a un oasis de dulzura agraz que no pudiste resistir. Deberías haber escuchado el susurro del viento que te advertía del entramado que se avecinaba fuera del oasis del que fuiste huésped por tanto tiempo. Debiste cerrar las compuertas de tu aparente fortaleza para ahuyentar a las huestes de tribus nómades que se agolpaban frente a tus fronteras. Debiste blindar el cofre que te fue encomendado custodiar para evitar su desaparición y posterior hundimiento, pero nuevamente recordaste que tus fortalezas, tus territorios y tus grandes arboledas no significarían nada para la tempestad que se fraguaba en las alturas del cielo estival. La lluvia, el viento y el frío serían los impensados verdugos que traerían consigo el páramo que se presentó en tu camino.

lunes, 23 de febrero de 2015

EN EL VACÍO



 Sólo queda un punzante  vacío en ese cofre perdido y enterrado en las profundidades del océano pacífico. No hace mucho tiempo atrás fue abandonado a propósito por aquella alma que decidió hundirlo en sus intranquilas arenas para que la erosión del tiempo y las frías corrientes construyeran una pared que aprisionara y callara aquel baúl para que éste no palpitase nunca más. El silencio reinó y construyó un fuerte en aquel lugar y cualquiera que osara interrumpir esta perenne quietud era mordido con el veneno del recuerdo de la partida inaugural que provocó este hundimiento. Junto al silencio gobernaba también la demencia que con su presencia ensombrecía aún más los cimientos de la fortaleza en el lecho del mar. Juntos, el silencio y la demencia tutelaban la vacua morada del cofre para que nadie jamás clamara o lo buscase con un ánimo de tregua. Ese fue el destino para ese desdichado cofre que algún día estuvo abierto y rebosaba un tesoro inconmensurable pero que fue oscurecido y ahogado en las frías aguas sin remordimiento alguno. 

jueves, 1 de enero de 2015

22

   En el horizonte se divisó una pequeña luz que se desvanecía con la llegada del invierno septentrional. El miedo a la oscuridad total paralizaba el palpitar y endurecía los músculos, contrayéndolos hacia el congelamiento inerte. Cada una de las luces de la ciudad fue extinguiéndose lentamente a medida que los segundos iban ahogándose en el mar de las horas por venir. Una pequeña hoguera que se rehusaba a morir y rendirse frente a la penumbra hacía frente y se alzaba rebelde con su bastión de luminosidad testaruda, logró soportar el negro espeso que cubría casi la totalidad de la ciudad y en su mortífera acción logró iluminar sólo una fracción que apenas asemejaba un punto en el suelo, tal estrella perdida en la inconmensurable oscuridad y vacío del espacio. En la llamarada más profunda de esta fogata se combinaban el azul, rojo y naranja como danzantes en una velada de despedida y que, siendo conscientes de la oscuridad que yacía fuera de su fortaleza de fuego no interrumpieron su baile entendiendo que al doceavo tintineo, sus albores se extinguirían para dar paso al gélido vacío que acompañaba a la noche que triunfaba por sobre todas las luces.