Allá lejos en una tierra baldía
Donde el oxígeno era un bien muy escaso,
Dormía una flor cuyo faro interior no se
encendía
Fue en esa noche, que se inauguró su
ocaso.
Se había quedado dormida sola
Pues sus pétalos la habían abandonado
En medio de aquella batahola
Y sus espinas encallaron cual lema bordado.
No se le puede acariciar sin que sus
espinas te lastimen
No se le puede mirar sin que sus raíces remuevan
la tierra
No intentes tocarla sin ocultar el crimen,
Crimen que sin mediar palabras nos
aterra.
Flor carente de sentidos encuentra pronto
tu quietud perenne
Y deja de lastimar a quienes te quieren
ver colorida nuevamente
En tu oasis de sanidad sin que nada te
desenfrene
O te arrastre hacia una punzante
pendiente.
Del aire, del sol y del agua te han
privado
Y aprendiste a vivir sin aliento
Pero aun cuando ya todo te han quitado
Tus espinas te protegen del cruel viento
Y quizá sean las únicas que no te
abandonen
Porque en las horas finales
Serán ellas quienes te perdonen
Y lleven tu frágil cuerpo por los eternos
caudales.