domingo, 27 de julio de 2014

EN EL UMBRAL

 
 
  Allí acabó la huida de aquel ser, sus débiles y arañados brazos no fueron capaces de sostener su cuerpo exhausto. Aunque la cima nunca prometió nada concreto que le brindase un bálsamo para la inevitable realidad, este ser tomó rumbo hacia la cúspide muy a pesar de los de su misma especie. El camino nunca fue hacedero y sólo le presentó impedimentos que le recordaban lo absurdo de su empresa. Una promesa del aire fue su juramento sagrado y sus palabras las firmó ensangrentadas. Pero tal cruel emprendimiento fue más afanoso y le encaró la realidad que había desaparecido con esa neblina de lo irreal, se cansó de mendigarle suerte al inhumano destino, se rindió frente a los disfraces que el olvido entregó a su paso, renunció a la empresa que había comenzado largos años atrás, fue cosa de sólo un instante en el que desplegó sus lacerados brazos, cerró sus ojos y se despidió de la cumbre a la que alguna vez prometió alcanzar y se dejó caer en el abismo que le sirvió de epitafio.  

jueves, 17 de julio de 2014

… Y DESPUÉS

   Nos dirán que vendrá la sempiterna luminiscencia, que nuestra voz será un eco en el infinito, que nuestras almas se unirán al verdor de la naturaleza, nos dirán que viviremos en un descanso libre de la mundicia que envuelve y abriga la existencia terrenal. Quizá otros nos digan que seremos parte del viento y volaremos libres junto con nuestros corazones, que el sol y la luna sólo serán moradas pasajeras en un ciclo de nunca acabar, que veremos el ocaso de la tierra, pero no con estos ojos sino con la mirada de nuestras almas teñidas de gris. Todo esto brinda consuelo a nuestra breve existencia y apacigua el imprudente ritmo de crecimiento en el que los árboles conscientes se han sumido. ¿Y si después no hubiera nada? El oscuro reflejo del sinfín de la conciencia quizá tendrá un punto culmine que no hemos previsto, la soledad será un gentío comparado a lo que nos espera, esa negritud será la eterna compañía del vacuo existir después de aquel momento. El vacío llenará el espacio amigo y se ofrecerá como fiel acompañante. No existirá el tiempo pues todo será un momento fugaz en el que nuestra consciencia se cristalizará para ser parte de la nada otra vez. No existirán los recuerdos que con su injusto palpitar nos aten a lo que quedó atrás. La vida misma parecerá un paisaje lejano que alguna vez formó parte de nuestro ser. Después todo será nada, en la nada haremos nuestro nido para allí fragmentar y fosilizar quién solíamos ser.