Allá, en lo
alto del edificio se le escuchó por última vez, hablaba para sí mismo, pero de
entre las palabras aleatorias que susurró, el nombre de su amada fue el que más
veces se repitió. La gente decía que estaba loco y enfermo de hacía ya mucho
tiempo, que no soportó que su corazón le fuese arrancado de su pecho. Allá en
la altura juró que volaría hacia el lugar donde ella escondió su corazón. Luego
de su vuelo, no se le volvió a ver y nadie quiso ocupar su departamento
nuevamente.
domingo, 30 de abril de 2017
domingo, 23 de abril de 2017
LE PEDÍ A LA LUNA
Hace setecientos
treinta pasos atrás le pedí a la luna que te devolviera de tu revoloteo. En un
ataque de egoísmo le supliqué que cambiases el rumbo hacia el norte y te
dirigieras a mi escondite citadino. Esa noche, muy lejos de aquí la luna oyó mi
ruego y con sus hilos de luz cándida amarró tus alas y te hirió para que no
huyeras despavorida. De mala gana aceptaste el cobijo que se te ofreció, más
tus fuerzas eran tenues. El paisaje que tus ojos ahora contemplan son los
mismos de los que huiste tiempo atrás. Este ser sigue siendo el mismo que agotó
tus esperanzas y que ennegreció tu trayecto iluminado. Hoy nuevamente me
encuentro con la mirada fija hacia la luna y le pregunto si fue correcta esa decisión
de interrumpir el curso natural de las cosas y hacerle frente al terco destino
que todo lo arrebata. Aun espero esa respuesta de aquella luna silente. Hoy tu
plumaje parece libre de llagas y tus alas se sienten fuertes nuevamente. Tengo miedo
de la respuesta que llegue de la luna, pues muy dentro de mí hay una voz que
sentencia lo que volverá a pasar, al igual que tres veranos atrás.
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