Sabía quién yo era, era indudable quien
quería ser, me persuadí hacia quién yo debía retratar, la profunda convicción
de mi ser era incuestionable… pero la distancia fue mi traición y mi condena. No
sólo estaba equivocado respecto a quien posaba frente al espejo cada mañana,
sino que también le mentí a quien yo creía ser. Al cabo de esa semana, la errante
noción de mi esencia se tornó borrosa y lóbrega tal como una tarde de agosto. La
decepción fue mi eterna compañera. Si tan sólo en ese momento hubiese recordado
quien yo quería ser, nada sería igual, tal como está ahora.
sábado, 22 de junio de 2013
BUKOWSKI Y LA BIBLIA
Sumido en las narraciones sombrías y mundanas, llenas de
genitalidad pasajera y frotaciones corporales en algún burdel de bajo costo en
aquella ciudad olvidada por la modernidad positivista, esa que olvida y rechaza
la existencia de un sub-mundo ajeno a la bonanza -para algunos- capitalista.
Así me encontraba yo, inundado por las grotescas
descripciones del mundo que nadie quiere ver ni admitir, el mundo al que todos
prefieren hacer vista gorda y asociarlo a la vida bohemia de los sin alma y
despojados de la vida decente y políticamente correcta. Consumido por cada
página que leía, el tiempo parecía no avanzar a mi alrededor, cada línea traía
consigo un sinfín de imágenes que avivaban mi desinhibida imaginación, sólo la
voz de aquella mujer que anunciaba la llegada próxima a la estación de destino
logró desencajar mi pensamiento de aquel libro que me aprisionaba con la
seducción de su narrativa mordaz y sincera.
Al colocar el marcador de páginas en el tercer párrafo
del quinto capítulo, mis ojos cambiaron su concentrada dirección y lograron
divisar un par de ojos aterrorizados al cruzarse con mi mirada. Afortunadamente
la época de detención por sospecha ya era parte del pasado, porque de lo
contrario, esos ojos frenéticos y acusadores habrían sido mi sentencia.
Aquellos ojos me estudiaban y acusaban mi actuar, un dejo de desdén también
acompañó la sentencia que se presentaba frente a mí. Luego de un momento,
el gesto de acusación se convirtió en espanto mezclado con una lastimosa vergüenza,
a lo que no pude sino realzar mi mirada e intentar comprender lo que sucedía
frente a mí. Para mi sorpresa, la persona de los ojos acusadores era un anciano
muy bien vestido, llevaba una camisa a cuadros, un pantalón de tela color café
claro, un gorro de paja y una cruz de madera que resaltaba por sobre toda su
vestimenta. Este anciano también ojeaba un libro, pero éste era negro con hojas
rojas, que en su tapa tenía una inmensa cruz de color escarlata.
Después de un momento comencé a hilar mis
pensamientos y comprendí la ira castigadora de sus ojos, a lo que respondí con
una sonrisa cómplice al pasar por su lado y luego agregué un “Buenos Días”. Las
paradojas de la vida nunca las podré comprender, sólo me provocó cierta
felicidad el saber que en un mismo vagón podían encontrarse dos visiones tan
opuestas, que nos ayudan a comprender lo irónico y estropeado de este mundo,
donde unos buscan la salvación en un libro, mientras que otros-y aquí yo me
incluyo- sólo buscan distraer la imaginación y dejarse llevar por la narrativa
de un buen autor.
SEALED
El
miedo me inunda, toma el control de mi errático y fallido andar, la
imagen inevitable de verlo fragmentado pero a la vez hermético y ajeno al mundo
exterior debilita la escasa resistencia a este inclemente proceso que ya me
venció mucho tiempo atrás. Tengo miedo de verlo sellado y que ya sea demasiado
tarde para volver atrás. Cada respiro trae consigo el fatal destino que
le depara a este vejado corazón, las sensaciones humanas y emociones que
coloreaban la monotonía de esto que algunos llaman vida, poco a poco cesan su
lucha y se rinden frente a la glacial capa que cubre a este enfermo aprisionado
en las fronteras de mi pecho. Ya pronto todo color será parte de un olvidado y
lejano pasado perdido entre los ocultos rincones del alma. Es como si la
corrosión del tiempo jugara su macabro papel y aletargara a este enfermo con
sedantes que lo ayuden a privarse del mundo que lo observa, casi como un método
de autodefensa. Es mejor el letargo eterno a que las penurias e injusticias que
bombardean segundo a segundo, sin dejar un momento de respiro ni tranquilidad.
La gruesa capa de hielo que acompaña a este enfermo lo adormece, lo seda, lo
priva de todo creando una barrera entre su delicada piel y los horrores que lo
estaban matando. Dura e impenetrable cual roca viva se levanta esta barrera
para protegerlo pero sin darse cuenta de que a su vez, cimienta un camino sin
retorno donde la privación de todos los sentimientos es la vía menos dañina
para la silenciosa muerte que acaece y que vendrá a liberar con sus gélidas
manos de justicia inmortal a este enfermo carente de emociones.
viernes, 21 de junio de 2013
FRANCISCO Y SU MUERTE
La
noche llegaba a su punto más gélido, el viento del norte soplaba a jirones
descascarando las pocas hojas huérfanas que quedaban del lejano otoño de ese
año. Era pleno invierno y Francisco no lograba armarse de valor y cerrar sus
ojos, las imágenes vivas de aquel momento lo atormentaban y no lo dejaban en
paz. La inconmensurable oscuridad de su cuarto le ofrecía cierta seguridad,
allí se sentía dueño y soberano de su vigilia, ningún fantasma del pasado le
podía infringir herida alguna a su vejado corazón. Acostado en su cuarto con
los ojos abiertos cuan débiles faroles en una espesa niebla, como si de la
vigilia dependiese la lucidez que tan esquiva le había sido últimamente. Sin
embargo, todo esfuerzo era en vano pues luego de eternos segundos, la oscuridad
se mezclaba con el sueño, tener los ojos cerrados no impedía a las imágenes
aparecer en la mente de Francisco y recordarle la razón de su desesperanza y
dolor. Cada imagen clara y viva como un manantial lleno de recuerdos del pasado
lo golpeaba con brusquedad y sin piedad alguna como si estuviesen cargadas de
emociones concretas y de sentimientos palpables. Por eso a Francisco le
atormentaban las noches, porque cada nueva traía consigo un mar de imágenes que
le quitaban de a poco la frágil vida que le quedaba. Luego de esa
imperecedera noche escondido en las tinieblas de su cuarto, aguantando la
arremetida del sinfín de imágenes que lo atacaban y le deshilaban el
pensamiento, nublándolo y contagiándolo con esa putrefacta enfermedad del
desapego, luego de aguantar no sin gran dificultad esa última noche de su vida,
decidió ponerle término a su pesadumbre…
A la
mañana siguiente, cuando el primer rayo de luz logró colarse de entre las
gruesas paredes de su cuarto, cuando la noche cedía derrotada su trono frente a
la inminente llegada del día, Francisco comprendió que debía comenzar a vivir
luego de cuatro años de forastera existencia dentro de su propio cuerpo.
PERENNIAL HATE
Though these two words
might have different connotations and, in some way, be opponents by their mere
allusions made upon their perspectives, it is quite wise to bind them in an
everlasting embrace that turns them into a paradoxical but strong true. Many
times the wanderer has found himself trapped in the disjunctive of saying what
he really feels or just be as polite as he was taught to be, his pale heart
tells him not to lie to himself, his brain tells not to hate because doing so,
it poisons his heart, his feelings tell him not to hide the unheard voice of
his soul, his head tries to control the storm of thoughts created by this
unmanaged anger that bounds his actions and desires towards one objective; to
hate the one who possesses his unique brilliant jewel. This thief, deserves
(whether you like it or not) the immortal and everlasting hate for stealing and
bringing desperation in a perfect world, which only knew about calm and peace.
This wanderer, however, did not agree on the pre-established set of values that
his society imposed on him, on the contrary, he just followed what his inner voice
told him to do, that is why this hate grows day by day like a perpetual tree,
dammed to live for ages to see the end of the days with the same mad eyes.
5th of February... all over again
Cuando
el reloj estaba a punto de deshojar la última campanada para desahuciar el
jueves y recibir con satisfacción y anhelo este nuevo día, allí se encontraba
aquel muchacho tímido y soñador, sentado esperando el despegue de sus ilusiones
junto con las de todos sus seres queridos, ¿su destino? El tan anhelado
proyecto de vida que por fin estaba concretándose. Tantas penas, frustraciones
y esfuerzos tuvieron que vivir para hacer realidad este sueño que estaba a
punto de abordar. Al mirar su reloj, se percató de que ya estaba volando rumbo
al sur, la fecha marcaba 5 de febrero, aquel fúnebre día que nunca vivió, que
cambió todo lo que conocía y que alteró todo lo que apreciaba. Luego de ese día
las cosas nunca fueron como las recordaba, su existencia dió un giro impensado,
lo blanco era negro y lo negro era blanco… la tonalidad de los colores ya no
era la misma, el brillo del sol ya no le brindaba temperatura a su sangre, ya
no era vida lo que lo mantenía vivo, sino inercia, mera inercia, se acostumbró
a vivir de migajas y de olvido, sus únicas pretensiones eran sobrellevar el día
a día quejumbroso y fatigado, ya cansado y perturbado por la nueva imagen que
sus ojos le reflejaban. La gran paradoja de todo esto fue que ese día de
febrero nunca lo vivió y también nunca le devolvió la vida que le arrebató al
abordar rumbo a sus ilusorios proyectos de vida.
Tossie the Mozzie
In the northern wetlands lived Tossie
the mozzie. He was the smallest of his kind. He was discontented with his job.
“You have to work hard if you want to become a strong mosquito as your dad”
said Tossie’s mum. He didn’t like his occupation; people often hurt mosquitoes
when they try to extract blood from their bodies. In fact, there are some
stories from the old times that say that many mosquitoes were killed by humans in
their noble odyssey of extracting human blood for transforming it in sweet
juice for the starving mozzies of the northern wetlands.
One day, Tossie the mozzie
was flying near the riverside when he noticed a group of people living in
tents. They wore dirty and torn clothes and they seemed skinnier than the
average people. “I think I should go there and try to get some blood”. So
Tossie went and saw a small and defenseless child whose eyes were covered with
tears. “I might use some of my happiness toxin while I’m extracting that
child’s blood. It can make him feel better, I think”. So he put his proboscis
in the child’s arm and poured the happiness toxin. For his surprise, the child
noticed Tossie’s presence and looked at him astonished. “Why are you doing this?”
said the child. Tossie, ashamed of what he was doing- because he hated stealing
human’s blood- answered: “Because I have to! I need to
collect all this blood for providing sweet juice for the starving mozzies of
the northern wetlands; they need it for their health and strength. Besides, it
doesn’t hurt. We use a special toxin that makes you feel no pain at all”. “I
don’t mind to give you my blood. My father always says we have to be kind with
everyone” said the child, who knew well what hunger was. So from that day on,
Tossie the mozzie went where the riverside people lived and extracted the
child’s blood. Every time he went there, they spent hours and hours talking.
They were even like friends.
After some weeks, the child
was getting worse and worse because of his underweight. “I wonder why you are
so skinny” Said Tossie the mozzie to the child. “It’s because my family is too
poor and we don’t have enough food for all of us”. “But, you have people who
takes care of you, don’t you?” Said Tossie shocked. He thought that humans were
so intelligent and generous that nobody would be hungry or cheerless. “Well,
for many people we are not important, or even unwanted. That’s why we have to
live here in the riverside”. Suddenly, Tossie felt so miserable and helpless
that he decided to offer himself as food for the child. “I know that I’m too
small and that I probably won’t be enough for you but It’s the only thing I can
give you for providing me your blood for the starving mosquitoes of the
northern wetlands”. So the boy ate Tossie and satisfied his hunger just for a
moment.
ABOUT WRITING FICTION
They say that the
author’s intention is to portray what he sees and what he feels from his
external world. Trying to put in written lines what surrounds that careful
spectator with his pen and paper. In some way it is like breathing the pure
oxygen from the air and trying to verbalise it, gathering every particle of
life that comes through your lungs and transform it into art (or trying, at
least). His body, as a sort of filter, takes the untouched world his eyes
witnessed and mixes it with his experiences that shape his style, obtaining a
mixed result, both reality and fiction. However, this is not always true for
all writers. When I become and I play the role of an author, I try to manipulate
what I see and hear from my environment. There are not mere descriptions found
in my writings-though I overuse them sometimes- , there are many things I alter
to my own benefit- I wish I could have the same power found in my fictional
world to use it in real life- which give (in) coherence to my creations.
Sometimes I take reality to its extreme to make it more interesting to the
reader (if there are some) and I shape it in a way that it provides a more
fruitful experience. So vague and so close at the same time are the
relationships between the real world-although I sometimes got entangled in the
threshold of sanity and madness- and the writing universe whose almighty
creator I become when I write.
Writing fiction is, therefore, a manipulated truth disguised with the literary-I hope so- embellishment obtained from the need of making this chaotic reality a bit less complicated and friendly to the witness eye that too many times has found itself trying to decode the infinite and illogical burden of this disorganised place that some inexperienced dreamers call earth.
Writing fiction is, therefore, a manipulated truth disguised with the literary-I hope so- embellishment obtained from the need of making this chaotic reality a bit less complicated and friendly to the witness eye that too many times has found itself trying to decode the infinite and illogical burden of this disorganised place that some inexperienced dreamers call earth.
IMÁN
Combatiendo
enormemente contra la afinidad que ese extremo opuesto ejercía sobre su
tangible corporeidad, y a la vez, negando su naturaleza positiva que
lo atraía fuertemente hacia ese otro imán, así se observaba a ese testarudo y
necio magneto hasta que un día sin que nadie lo notase, cerró los ojos y
sintió como un poderoso impulso lo acercaba cada vez más a ese opuesto que tan
fieramente había resistido tiempo atrás. Luego de un par de segundos, abrió los
ojos y contempló que ese opuesto negativo formaba, junto con su tangible
positividad, un solo imán y que su lucha había sido innecesaria
pues, algo tan insignificante y simple como el, no podía luchar
contra las leyes de la física, sino más bien su cometido era unirse a su
disímil en un imperecedero y potente abrazo de rendición y paz.
AJENA CERCANÍA
Mientras
el la acompañaba por la calle principal, por aquel lugar habitual de sus
encuentros después del trabajo. Con ese afán del tortuoso silencio que le
invadía desde que sus ilusiones murieron con el ocaso del verano. Así caminaba
el a su lado sin que alguna palabra pudiera salir de su boca, ella lo miraba
con sus intensos ojos negros que muchas veces iluminaron su oscuro andar. Ella
no esperaba una respuesta de su parte, solo lo miraba contemplando su inocente
mirada. Luego, pronunció unas palabras que buscaban refugio en sus oídos, que
sin embargo no encontraron respuesta pues la pared que existía entre ellos era
tan gruesa que sus palabras eran incapaces de cruzar ese muro de incomunicación
que se creó después de tanta lejanía estando uno al lado del otro.
LA EXISTENCIA DE FRANCISCO
Ese
día en que Francisco descubrió que toda su existencia había sido un disfraz,
que la base de ésta estaba compuesta por máscaras de felicidad y que debajo de
ellas se escondía un abismo de amargura, que sólo había vivido un cuento de
hadas con un final amargo. Ese día Francisco descubrió que su vida ya no valía
la pena. ¿De qué servía respirar si el aire le faltaba? ¿De que servían sus
ojos si lo que veía no era real? ¿Para qué tenía un corazón que latía día a
día, si este estaba despedazado de tanta falsedad? ¿De qué servía vivir si no
tenía motivos para hacerlo? Al final de ese día Francisco decidió comenzar a
vivir luego de pasar tanto tiempo muerto en vida.
jueves, 20 de junio de 2013
IN THE KINGDOM OF DREAMS
There is a place where reality doesn’t
impose its painful true. There’s a free entrance and no discrimination is made
upon its visitors. In this marvellous
location lovers and lost souls shake hands in a peaceful treaty.
Although I wait for those
hours of darkness isolated from the world, longing for that tricky invitation,
the door doesn’t seem to be open as I wanted. Free gift from the eternal
happiness leads the traveller through a land of desires and everlasting
emotions.
The other night I saw you
in that kingdom where no limits are found, where you’re mine and no one can
steal your presence from me, the place where you DO belong to me. At least
there’s one place on earth where we are still together, away from this raw and
liar realism that keeps me far from the precious sanity of our perfect
daydream.
PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN
Cuando el albor del sempiterno resplandor de nuestra estrella de
vida se desvanecía lentamente para dar la bienvenida a la pálida luz de la
luna, Amalia y Steve caminaban de la mano por la plaza de la constitución, era
un fastuoso atardecer de septiembre. Aquel lugar los había seducido desde el
primer día que sus miradas rompieron el monótono ritmo santiaguino, por eso lo
frecuentaban cada tarde como sagrado mandamiento dictado por sus jóvenes y
esperanzados corazones. La quebrantable vida de las flores que fueron testigos
de sus encuentros cada ocaso, nunca pudo compararse al imperecedero afecto del
que fueron devotos Amalia y Steve.
Hoy, sin embargo, luego de lejanos 5 años desde aquella tarde
inaugural extasiada de felicidad desbordante y de promesas sin cumplir, en este
aletargado otoño, aun se puede distinguir a Steve entre el gentío anónimo y
distante, contemplando el paso del tiempo sin esperanza alguna el retorno de
Amalia. El espera sentado en el mismo lugar donde regaló su primera perenne
flor símbolo de un sentimiento naciente. Este gélido y abrasante atardecer
lleno de aromas que embriagan de recuerdos agridulces la cabeza de aquel
olvidado amante, le recuerda a la plaza de la constitución que aquellos vanos
juramentos hechos en sus siempre verdes pastos no son más que hojas relegadas
de algún árbol víctima del otoño, que fácil huyen con el viento que las invita
a desaparecer con su hálito mordaz.
FIDELIDAD
Suscribirse a:
Entradas (Atom)