FIDELIDAD
Desde
pequeño fuiste instruido en el arte del buen samaritano, te inundaban con
frasecitas tales como: “No hagas lo que no te gustaría que te hicieran”, “haz
siempre el bien y recibirás bien”, "lo malo siempre se devuelve” y todo
ese tipo de palabrería barata con trasfondo educativo-privativo-inhibidor-del-propio-deseo-humano.
Creíste que el mundo era perfecto, que todo sucedía por algún secreto (supremo,
creen algunos) motivo, viviste un cuento de hadas donde todo tenía un final
feliz. A pesar de las injusticias del mundo, te inculcaron que existe un lugar
donde las injusticias no existen, donde las desigualdades no son realidad, y
que lo que en este mundo te cuesta, te duele y quita el sueño, en ese “otro”
lugar, no padecerás mal alguno, no necesitaras ni sufrirás penas mundanas. Una
de las grandes falacias que heredaste de tu crianza es la fidelidad, término
abstracto y sin sentido que ni tú crees posible. Aún a pesar de que no
entendías lo que fidelidad significaba, intentaste seguir lo que te enseñaron,
permanecer fiel y no engañar a la persona que comparte tu vida, pero como suele
suceder con lo aprendido, fácil se olvida. Un error lo comete cualquiera fue tu
escudo, nunca más lo volveré a hacer fue tu defensa. Hay quienes ni siquiera
admiten haber fallado a la fidelidad, hay quienes prefieren enterrar su verdad
y llevarla hasta la tumba, mentir, mentir, mentir hasta ya no diferenciar entre
realidad y ficción, hay quienes prefieren vivir vidas paralelas antes que
admitir debilidad, mentirle a todo el mundo fingiendo un mundo dotado de hermosura
radiante, seguir con esa persona a pesar de que el respeto se perdió con el
primer beso ajeno prohibido regalado a oscuras y a escondidas de “lo correcto a
hacer”. Es mentirle a tu esencia, es levantarte en las mañanas y mirar a ese
actor que tienes en el espejo, es repetir una y otra vez ese guión aprendido en
las oscuras calles de lo prohibido pero adictivo. Si tan solo te hubiesen
enseñado a sentir y a aceptar lo que tus instintos te piden, te ahorrarías toda
esta mentira que mata de a poco, lentamente, como una muerte de desangramiento,
sientes como cada gota que te abandona, se lleva un pedazo de tu alma, pero no
sin sufrimiento, porque el alma se desgarra gota a gota. Quizá, como algunos
pretenden hacernos creer, la mayoría de los términos valóricos y éticos
provienen de una fuerza suprema, que pretendió enseñarnos a ser seres
admirables y nobles, pero que debido a nuestra naturaleza humana, limitada,
básica y superficial, no comprendimos lo que la charlatanería abstracta
significaba, y como buenos seres primitivos que somos, la adaptamos y la
adecuamos a nuestra conveniencia. Por eso, la expresión popular se hace tan
fuerte y llena los corazones de tantos seres humanos, hasta hay algunos que
llegan a creerla: “Se es fiel hasta que se pruebe lo contrario”, por ende, el
mundo nunca sabrá ni se enterará de los oscuros pasajes y vivencias por los que
has transitado durante tu mundana vida. Nadie sospechará de los placeres de los
que fuiste preso, sólo tus ojos serán testigos de lo que tu boca tendrá que callar
por astucia.