sábado, 22 de junio de 2013

FRAGMENTO DE UNA AUTOBIOGRAFÍA

 Sabía quién yo era, era indudable quien quería ser, me persuadí hacia quién yo debía retratar, la profunda convicción de mi ser era incuestionable… pero la distancia fue mi traición y mi condena. No sólo estaba equivocado respecto a quien posaba frente al espejo cada mañana, sino que también le mentí a quien yo creía ser. Al cabo de esa semana, la errante noción de mi esencia se tornó borrosa y lóbrega tal como una tarde de agosto. La decepción fue mi eterna compañera. Si tan sólo en ese momento hubiese recordado quien yo quería ser, nada sería igual, tal como está ahora.