sábado, 22 de junio de 2013

SEALED

 El miedo me inunda, toma el control de mi errático y fallido andar,  la imagen inevitable de verlo fragmentado pero a la vez hermético y ajeno al mundo exterior debilita la escasa resistencia a este inclemente proceso que ya me venció mucho tiempo atrás. Tengo miedo de verlo sellado y que ya sea demasiado tarde para volver atrás. Cada respiro  trae consigo el fatal destino que le depara a este vejado corazón, las sensaciones humanas y emociones que coloreaban la monotonía de esto que algunos llaman vida, poco a poco cesan su lucha y se rinden frente a la glacial capa que cubre a este enfermo aprisionado en las fronteras de mi pecho. Ya pronto todo color será parte de un olvidado y lejano pasado perdido entre los ocultos rincones del alma. Es como si la corrosión del tiempo jugara su macabro papel y aletargara a este enfermo con sedantes que lo ayuden a privarse del mundo que lo observa, casi como un método de autodefensa. Es mejor el letargo eterno a que las penurias e injusticias que bombardean segundo a segundo, sin dejar un momento de respiro ni tranquilidad. La gruesa capa de hielo que acompaña a este enfermo lo adormece, lo seda, lo priva de todo creando una barrera entre su delicada piel y los horrores que lo estaban matando. Dura e impenetrable cual roca viva se levanta esta barrera para protegerlo pero sin darse cuenta de que a su vez, cimienta un camino sin retorno donde la privación de todos los sentimientos es la vía menos dañina para la silenciosa muerte que acaece y que vendrá a liberar con sus gélidas manos de justicia inmortal a este enfermo carente de emociones.