Esperanza por tu luz en las mañanas
Que apartas el frío de la madrugada
cruel
Soy testigo de todo esto por mi ventana
Cual espectador vigilante y fiel.
Una ofrenda de silencio selló nuestros
labios
Más el corazón detonaba por clamar su
oposición
Esa fue la decisión de aquellos sabios
Que atendimos sin poner objeción.
La primavera nos visita como todos los años,
pero ambos sabemos que también partirá
Alejémonos de sus coloridos vestidos y
plumajes de seda,
Evitemos su profundo amanecer que
acontecerá
Pará así, al menos, abandonar nuestros
latidos en veda.
Tu presencia, tal augurio inminente se
desvanece
Vuelve una y otra vez a este paraje que renunciaste
Tú, mi sol del horizonte, vives y
pereces
En tu búsqueda del rumbo que fijaste
Lejos de estas ruinas que solían ser una
gran fortaleza
Hoy, nuestra mirada se posa sobre el oeste
Y sin ánimo de generar tristeza
Te hundirás en el océano cueste lo que cueste.
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