Distancia tardía que aún atacas al
vejado y desalmado caminante... aléjate pronto y lleva contigo tus horrores del
desafecto. No vuelvas donde no has sido llamada. El crimen está perpetuado y no
hay punto de retorno ni de sanación, el olvido ya se cobija en su guarida
gélida donde proyecta su prófana victoria por sobre los caídos en esta batalla
sin fin. Muerte, acércate con tu hálito mortal y
tu manto enloquecedor a aquellos que veneran tu llegada con los brazos
abiertos, bríndales consuelo y ofréceles tu amargo beso del letargo eterno,
sólo así vencerás a tu peor enemiga que alarga la existencia de los que ruegan
sin cesar la venida del frío incesante de tu incorpóreo ser.