martes, 9 de agosto de 2016

AQUELLO QUE DORMÍA


    Nos callamos y nos rendimos. Los discursos dejaron de existir. El silencio se oye más fuerte que nunca. Tu aroma arde en la remembranza. El albor de tu sonrisa quema mi retina a pesar de tener mis parpados en sueño. El anhelo de tu voz aprisiona la esperanza rebelde. Hace solo una semana atrás las flores fueron removidas junto con la tierra baldía y la tumba se sacudió. Era revivir esa incómoda parsimonia a la que asistimos en el pasado. Aquello que dormía hoy despierta y exige atención. Esos débiles músculos no son capaces de sostener tamaña verdad, la conciencia se tornó cromada y a lo lejos se escuchó un crujido que tenía aires de presente.  

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