Nuestro hoy fue ayer y
el tiempo voló sin que lo pudiésemos controlar. Por más que apuré el paso, no
pude seguir el mismo ritmo de tus latidos, mi pulso siempre fue más lento que
el tuyo. Me dijiste que llegué un par de años atrasado a tu vida y yo solo
atiné a decir lo siento. Vivir un segundo atrás en esta ajetreada vida, caminar
a un metro de los demás sin encontrar un camino claro. Mis palabras viajaron
con parsimonia a tus oídos y no estaban en la puerta de desembarque para ese
vuelo al mañana. Estas líneas intentan acortar esa distancia de tiempo que hay
entre tú y yo hoy, estas palabras son un reloj que manejo a mi voluntad, que se
acelera o se retrasa a mi favor, quizá es la única herramienta que me queda en
esta carrera a destiempo que iniciamos hace un par de otoños atrás.
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